¿Te importa si te doy un mordisco? [Elena]

Entrando por la ventana me sentía como la estúpida copia del maldito Edward, sólo que tras la ventana no me esperaba una insípida humana muerta de amor por mi. Que escena penosa, me faltaba el violín de fondo.

Elena no estaba en su habitación, pero sabía que andaba dando vueltas por la casa. Así que me acomodé en su cama, dejándome caer como haría en mi propia casa. Miré a mi alrededor en busca de algo con qué pasar el rato y no tardé en localizarlo. El diario íntimo de Elena estaba en la mesa de luz a mi lado, abierto de par en par. Al parecer había estado escribiendo recientemente y aquello era una perfecta invitación para que lo leyera. Y como no suelo poner mucha voluntad en escapar a las tentaciones, me incliné para tomarlo.

Me acomodé mejor en la cama, poniendo una almohada tras mi espalda y husmeando entre páginas. Las primeras eran algo aburridas, y me sorprendió saber cuanta confianza tenía en sí misma. Esbocé una sonrisa traviesa, que a medida en que avanzaba se iba borrando.
No tardé en oir la puerta de la habitación moverse, aunque no me preocupé por ocultar mi fascinación por tal lectura.

Desperté con los primeros rayos del sol que entraban por mi ventana. Habia estado escribiendo casi toda la noche, ya que todo lo que estaba sucediendo con la aparición de Katherine y Damon rondando todo el tiempo por ahí, me inquietaba y mi diario siempre había sido mi mejor compañero para guardar secretos, el confidente perfecto.
Luego de armar la cama, quitarme el camisón con encaje que tenia, vestirme y peinarme rápidamente, apoye el pequeño cuaderno azul sobre el escritorio para ir abajo a la cocina por un vaso de agua. No había nadie en la casa asique supuse que Jenna había salido a hacer las compras y Jeremy quien sabe.
Subi las escaleras lentamente y al entrar en mi habitación me encontré, aunque no me sorprendia en lo absoluto, con Damon allí bastante relajado sobre mi cama .
-¿Qué haces aquí Damon?- Pregunte pero entonces fijé mi vista en lo que estaba leyendo como si se tratara de una revista o cualquier otra cosa pero con mirada fascinada.
-¿Ese es mi diario?- Exclame fulminándolo con la mirada para acercarme a él pisando fuerte e intentar arrebatárselo de las manos.

La puerta se abrió y Elena entró a la habitación. Le dirigí apenas un vistazo rápido para volver a concentrarme en la lectura de algunas de sus mejores líneas. Su rostro no mostró ni un poco de sorpresa. La próxima tendría que esforzarme más si quería ver esa mueca chistosa que viene después del sobresalto, le sentaba particularmente bien.

- También me alegro de verte, dulzura.. - solté con sarcasmo mientras volteaba la hoja. Ella se acercó a paso firme con una clara y previsible intención, a lo que respondí cambiando el cuaderno de mano, pasándolo a la del lado opuesto al que ella se dirigía, e interponiendo la mano libre entre ella y yo para no dejar que me lo arrebatara.
- ¿Tienes idea de la cantidad de veces en que escribes "Stefan" por párrafo? Es patético.. - dije. Mi voz mostró ofuscación. Aparté la vista del libro y la volví a ella enarcando una ceja.

Puse los ojos en blanco al escucharlo con el mismo tono sarcástico que de costumbre, pero no me detuve hasta llegar a él y con la mano izquierda hacer el intento de arrebatarle mi diario.
Damon lo cambio de mano con un movimiento mucho mas veloz que el mío y con la otra me detuvo. Me pare de golpe antes de chocar con él. Siguio leyendo como si nada y yo solo lo mire fijamente y con el enojo reflejado en todo mi rostro.
-Será patetico para ti pero nadie te invito a que lo leyeras asique al menos no te quejes- Repliqué imitando el gesto de levantar una ceja. -¿Me vas a decir a que debo el honor de tu visita?- Pregunte esperando que se distrajera un poco

Fingí no escuchar lo que dijo y continué con mi divertida tarea hasta encontrar algo.
- Me siento tan confusa, perdida y sola... no hay nadie a quien pueda recurrir o con quien pueda hablar - lo leí en voz alta y en un intento por imitar su voz dándole un tono de melancolía exagerada. Una sonrisita burlona apareció en mi rostro cuando la miré nuevamente.

- ¿De verdad puedes sentir tantas cosas al mismo tiempo? - pregunté un tanto desconcertado por eso y adoptando una expresión indagante.
- Puedes hablar conmigo.. - aseguré con naturalidad. Me moví en la cama haciendo un poco de espacio de su lado, como si se tratara de una amistad de toda la vida.

- Anda, cuéntame todo lo que te pasa. Tengo cierta habilidad para escuchar a la gente - dije y, contradiciendo lo que acababa de decir, evadía su pregunta nuevamente.

Bufe contrariada ¿Es que no tenia nada mas interesante que hacer que venir aquí a molestar?
-Deberias aprender a leer fechas Damon. Y te darias cuenta de que todo eso fue antes de encontrar a Stefan- Solté de golpe.
- ¿Es que los vampiros como tu no pueden sentir mucho mas que el deseo de beber sangre de humanas que andan por ahí?
Su expresión logro confundirme y cuando se movio en la cama haciéndome un espacio lo mire con una mueca ¿Era en serio?
-No creo que se pueda hablar de en serio contigo mas de dos minutos- Pero entonces cuando vi que acercaba de nuevo su mirada a mi diario decidi que lo mejor seria cambiar de estrategia.
Me acerqué a él de mala gana y me sente en el costado de la cama, aunque no iba a acostarme a su lado.
-¿Vas a devolverme el diario o no?- Pregunte manteniéndole la mirada fijamente como solia hacer.

La miré entretenido.
- Te equivocas, está justo antes de que menciones lo interesante que te parezco - mi sonrisa se tornó mucho más descarada y trepidante.
Su siguiente pregunta hizo que mi gesto afable se escurriera hasta volver a una expresión más seria.
Si supiera que los vampiros éramos de lo más sensibleros, que la nostalgia se apoderaba de nosotros en los momentos menos esperados. Bueno, eso era en algunos, otros lográbamos apagar esa parte cuando queríamos, cuando nos convenía, lo que debía controlar la mayor parte del tiempo cuando estaba con Elena si no quería quedar como el viejo vampiro meloso. Y de verdad no quería.

- ¿Los vampiros como yo? Dices.. ¿los sexies y divertidos? - dejé que notara que bromeaba para que tomara en serio lo que diría a continuación.
- Deberías intentarlo primero, ¿no te parece? - ella accedió a sentarse en el borde de la cama con algo de desconfianza. Su mirada se clavó en la mía de esa forma tan contundente. Ella sabía que cuando la usaba podía controlar mi voluntad de cierto modo, o al menos hacerme bajar a la tierra. Esperaba no estrellarme en el camino.

Cerré el diario y se lo tendí sin acotar nada más, sólo manteniéndole la mirada.

Me ruborizé a l escucharlo ya que mi diario también hablaba de Damon aunque podía notar en su tonto que no lo decía en serio, osea que todavía no había llegado a ninguna parte realmente importante.
-Mentiroso- Murmuré mas para mi que para él.

Su rostro se endurecio de repente y eso hizo que todo mi cuerpo se estremeciera. Sus ojos oscuros y brillantes se había apagado pro completo y eso nunca era buena señal ¿Qué había dicho que tanto le había molestado?
Puse los ojos en blanco, siempre el ego de Damon estaria presente y ¿quería que lo tome en serio? –¿Te refieres a los que entran a las habitaciones de las muchachas sin permiso y toman sus cosas? -Dije mirando en direccion a mi diario que aun sostenia.

-Puede que me equivoque pero eso tendre que averiguarlo.. ¿Es uqe en serio e puede hablar contigo?- Pregunte enarcando una ceja.
Realmente había veces en que quería confiar en Damon, creer que no era como se mostraba ante todos, pero luego encontraba la manera de arruinarlo todo.
Me sorprendio que de un momento a otro cerrara mi diario para devolvérmelo y entonces me mantuvo la mirada y yo intente no desviarla. Por un momento me perdi en sus brillantes ojos.

Ese rubor apareciendo por sus mejillas resultó completamente atractivo. No era alguien que se sonrojara con facilidad, en realidad era muy fuerte e incomodarla no era tarea tan fácil. Eso me gustaba.
- Deberías agradecer que sólo me la agarre con las cosas de la muchacha y no con la muchacha en sí - mi tono se volvió un tanto áspero, como para no dejarle olvidar que no hablaba con un humanito de los que pedían permiso todo el tiempo, o mejor dicho, de los que necesitaban hacerlo.

Al parecer mi gesto de devolverle el diario la sorprendió. Eso me daba una buena idea de la imagen que tenía de mi. Mostré una sonrisa amarga, dejando el cuaderno sobre la cama y sin desviar la mirada. No era de los que ceden con facilidad.
- Eso es algo que ya deberías saber si no te dejaras llevar por todo lo que Stefan dice. Deberías conocerme tu misma antes de creer saber quien soy - pero claro, lo más fácil era creerle al chico bueno, al que contaba todo desde su heroico punto de vista.

Su tono era duro y sabia lo que eso significaba: Él no era de los que pedían permiso de nada. Claro, era Damon, solo iba y tomaba lo que quería.
Aunque luego de pensarlo un minuto, él nunca había sido asi conmigo, exceptuando su impertinencia de entrar por ejemplo en mi habitación cuando quisiera o de tomar mis cosas como si fueran suyas.. pero podria haber incluso utilizado su poder de dominar mi mente si se lo proponía como lo hacia con cualquier humana y sin embargo no recordaba una vez que se hubiera aprovechado de aquello, aunque por seguridad Stefan se había asegurado de darme verbena, por las dudas..
-Gracias- Murmure entonces aun con la vista en el otro.
Lo mire con reproche ante sus próximas palabras pero me parecio notar que le había molestado algo. –Yo no me dejo llevar solo por lo que dice Stefan..No puedes negar que tengo mis razones para no confiar del todo en ti, Damon- Le conteste recordando todo lo que Damon había hecho hasta ahora y su hobbie de “voy por ahí matando a quien se me cruce por el camino”.
-Yo se quien eres- Agregue entonces mirándolo fijo una vez mas y entonces me recosté en mi cama a su lado. Me ubique de costado para tenerlo de frente. –O al menos quien aparentas ser.. –
Muchas veces me había cuestionado si Damon realmente era el frio y calculador vampiro que mostraba ante todos o si había algo mas alla de eso, pero lo cierto es que nunca había tenido oportunidad de comprobar cual de las dos era.

Ella se recostó a mi lado, algo que no esperaba, ella solía mostrarse tan lejana como podía frente a mí. Sonreí un poco cuando lo hizo sin dejar de mirarla. Definitivamente no iba a arruinarlo.
Lo que dijo luego me dio la oportunidad perfecta para mostrarle de cierta forma que era algo más que lo simple que todos pensaban.

Acerqué mis manos con lentitud hasta su cuello, para que no sintiera miedo por eso, y tomé el collar que llevaba. Tocar sólo la cadena no me afectaba, ya que la verbena estaba en el colgante.
Hice un movimiento delicado y lo pasé a través de su cabeza, rozando con suavidad parte de la tibia piel de su nuca en el camino, quitándoselo. Sin detenerme a mirarlo mucho me incliné sólo un poco sobre ella para depositarlo en la mesa de luz de su lado, como para que lo tuviera al alcance si decidía que quería volver a ponérselo.
- Si confías en mi no lo necesitarás. Si no te dejas llevar por todo lo que dice Stefan estarás tranquila sin eso en tu cuello - alcé el ceño mirándola y volviendo a recostarme, cargando mi peso sobre mi codo y sosteniendo mi cabeza con la mano, estando de lado para quedar frente a ella.

- Y bien, ¿quién crees que soy? - pregunté en un tono calmo aunque nunca faltaba ese deje desafiante que salía sin siquiera premeditarlo.

Vi que de un momento a otro las manos de Damon se acercaron a mi cuello, pensé en apartarme pero por alguna razón su movimiento no me provoco temor alguno. Quito el collar que contenia verbena dentro y que me habia regalado Stefan ya hace bastantes meses, no me negué. Senti su contacto en mi nuca y un escalofrio recorrio mi cuerpo al igual que cuando se inclino un poco sobre mi para dejar el collar en la mesita de luz que tenia al lado, bastante a mano.
Escuche atenta sus palabras y entonces mi respiraicon se entrecorto ¿Confiaba en Damon? Lo pensé por un segundo.
-Confio en ti- O eso creía en el momento-No me preguntes la razon, pero es asi- De alguna manera hoy lo veía.. diferente a Damon..mas humano. Imite su gesto y me recosté sobre mi costado sonteniendo mi cabeza quedando a la misma altura y frnete a él.
-En realidad creo que no se quien eres.. – Comenze a decir- Siempre te muestras tan controlado y arrogante ¿Pero en verdad eres asi? – Pregunte mas para mi que para él haciendo mis propias conjeturas. -¿O es solo una mascara para que los demás no vean como eres en realidad?- Lo mire fijamente intentado ver algo en su rostro.

Y cuando me dejó quitarle el colgante sin protestas, cuando sus labios se movieron con tal perfección para decirme que confiaba en mí, cuando después de todo lo que había hecho aún me daba la oportunidad de hablar, en ese momento entendí todo. Fue un momento casi revelador, como si pudiera entender todas las respuestas a través de ella. Nadie jamás me había dado tanto como Elena. Ella confiaba una y otra vez en mí, de cierta forma me quería, y era mucho más de lo que alguna vez recibí de alguien.

Esto era lo correcto, Stefan era el correcto para Elena por más que me pesara.
¿Qué podía darle a Elena yo? No era ni un tercio de lo que solía ser, mi persona era la sombra más nefasta de mi verdadero yo. Katherine me había robado la capacidad de dar todo lo mejor de mí, eso se lo había quedado ella y lo había destruido a su antojo. ¿Iba a ser tan egoísta como para intentar que Elena se conformara conmigo?
Yo ya no sabía lo que es amar como corresponde, porque en la primera vez que lo había hecho me habían destrozado cualquier ilusión, había fracasado, habían jugado conmigo. ¿Cómo poder volver a creer en él?
En cambio Stefan siempre había sido amado, tuvo los amigos correctos, como Lexi, que lo orientaron. Stefan no había sido realmente estafado. Él dio pero también recibió a cambio. Stefan podía darle a Elena lo mejor de sí, él era algo más que una sombra.

Así que supe que mi mejor muestra de amor hacia Elena era seguir siendo el idiota de siempre, dejar que en verdad se lo creyera. Yo no podía darle nada más que eso. Confundirla sería como querer ofrecerle los míseros restos que quedaban de mí. Ella merecía a alguien mucho mejor.

Mientras me perdí en aquellos pensamientos no pude evitar develar una mueca de nostalgia, incluso dolor. Sentimientos muy fuertes, muy humanos, de los que debía apartar como una forma de defensa para mí mismo. Cuando me percaté de mi expresión, la cambié rápidamente por la típica en mí, mucho más fría y descarada, aunque en la mirada se notaba que no llevaba el mismo entusiasmo que antes. Frustración, eso me embargaba los sentidos.

- Si es una máscara es una bastante atractiva, ¿no crees? - solté guiñándole un ojo y alzando una ceja dejando ver aquella expresión traviesa.
- Es cierto Elena, me descubriste.. - me acerqué a su oído y susurré - en la cama no soy tan controlado - la sonrisa maliciosa reapareció y llevé mi mano hasta su cintura para jugar allí con su blusa.
Sabía que con eso se alejaría, porque no era lo que esperaba de mí. ¿Esperaba encontrarme parecido a Stefan? ¿Pensaba que había algo de él en mí? Ni un poco. Jamás había corrido con su suerte.
Esa era mi forma de cuidar a Elena, apartándola, pero haciéndole creer que no era mi intención.

Damon tardo un largo rato en contestar, pero mientras eso sucedia pude ver bien que en sus rostro resaltaba algo que no era común en él, era como si estuviese debatiendo consigo mismo, muchos pensamientos y sensaciones a la vez lograron aparecer una mueca en ese perfecto y atractivo rostro suyo. De todas maneras, al instante, como si quisiera no dejarme ver todo aquello su expresión se endurecio aunque no habia ningún cambio en su mirada, podía percibir que aun algo le inquietaba ¿pero qué?
Algo en Damon habia llegado hasta mi y habia tocado algo muy profundo pero como siempre sus comentarios tenia que arruinarlo y puse los ojos en blanco al escucharlo.
-No me interesa lo atractivo que puedas verte con mascara o sin ella- LE sontesté aunque muy dentro de mi, tenia que admitir, que Damon si era muy guapo.
Un escalofrio recorrio mi cuerpo al sentir su aliento junto a mi oído. –Entonces será mejor que encuentres la manera de controlarte o te iras ya mismo por la ventana que entraste- Dije frunciendo el ceño y alejándome rápidamente de él cuando sentí su contacto en mi blusa bastante fina ¿es que no podía pensar en otra cosa?
-¿Porque siempre tienes que apartar a todo el mundo de aquella manera?- Pregunte con un tono amargo en la voz.

Sentí claramente su escalofrío cuando me acerqué. Mi sonrisa se convirtió en una mucho más sincera. A pesar de mi esfuerzo por cuidarla a mi modo, mi ser más egoísta se regodeaba victorioso ante ese tipo de reacciones por su parte.

Solté una risa sonora cuando se alejó de mi casi espantada, pero no puse barreras, simplemente la dejé.
- Que aburrida, honey.. - me reacomodé quedando sentado en la punta de la cama oyendo lo que decía a continuación. Había un deje de amargura en ella.
- No sé si lo notaste pero.. intentaba acercarme - solté con ironía y abriendo los ojos alzando el ceño - tú fuiste la que se alejó - acabé desviando la vista y mirando a algún punto de la puerta de su habitación.

Y se me ocurrió algo. Me gustaba incomodarla un poco, la volvía más sexy.
- Huff.. Jeremy entrando a la casa ahora mismo - fingí prestar atención con mi mejor rostro de concentración, tal como si estuviera escuchando atentamente lo que pasaba en el interior de la casa - Jeremy subiendo las escaleras.. acercándose a tu puerta y... - le dirigí a Elena una mirada pícara acompañada de una sonrisa divertida.
- ¡Elena, espera! Esto no está bien, ¿qué hay de Stefan? - exclamé con un tono grave y alto como para hacerle creer que Jeremy lo escucharía tras su puerta. Al mismo tiempo me movía sobre su colchón de arriba a abajo para que este hiciera ruido. Sonaba bastante escandaloso y me divirtió en sobremanera el modo en que su expresión iba cambiando - Argh Elena, ¡me vuelves loco! - continué siguiendo adelante con el movimiento sobre su cama, conteniendo la risa para que no supiera que era mentira.

- Adiós Jeremy.. - solté volviendo a mi tono normal. Miré a Elena y le guiñé un ojo -parece que decidió no entrar - me encogí de hombros.

Vi su sonrisa ante mi alejamiento y realmente no lo entendí ¿pero quien entendia las extrañas reacciones de Damon? Entonces soltó una risa sonora, y agradeci nuevamene que no se encontraba nadie en casa, par despues sentarse a los pies de mi casa.
Frunci el seño al escuchar sus palabras.Debía admitir que era increíble la rapidez con la que Damon siempre encontraba la manera de hacerme enfurecer. –Sabes a lo que me refería..-Pero callé entonces al ver como clavaba su vista hacia mas alla de la puerta de mi habitación.

Mi cuerpo se tensó al escuchar que Jeremy estaba aquí ¿justo ahora tenia que llegar? Y lo único que hize fue mirar fijamente a Damon que parecía estar totalmente concentrado. “Jeremy subiendo las escaleras..Jeremy acercándose..” Estaba por gritarle a Damon que le largara, que salte por la ventana en ese mismo momento cuando entonces él se puso a gritar ¡¿Qué estaba haciendo?!
Me debatí entre ir hacia la puerta y explicarle a Jeremy o darle un golpe a Damon mientras él se movia haciendo que unos ruidos extraños se escucharan. No, primero mataria a Damon y luego me encargaría de mi hermano.

Me abalanze sobre intentando taparle la boca y empujándolo al mismo tiempo pero eso solo termino en un enriedo de vuerpos entre él y yo. Escuche el ultimo grito de Damon, sobre de que lo volvia loco..Era él el que hacia que mi mente y mi vida estuviera hecha un lio.
“Adios Jeremy” Dijo ya en un tono normal de voz para que supiera que mi hermano ya se habia ido. Su guiño solo hizo que la sangre mi hirviera mas en mis venas y esta vez me sonrojara de puso rencor. –Te matare Damon ¿Qué crees que estabas haciendo? – Todavia me sentía contrariada e incomoda –Tal vez debería.. -¿Ir con Jeremy, pero que le diría..? El odioso de Damon y sus juegos. Sonaba, en realidad, muy poco convincente. -Eres la persona mas inmadura que conozco- Le dije mirandolo con el ceño fruncido y sin percatarme de la posicion en la que estabamos.

Su indecisión y exasperación ante lo que yo hacía sólo lograban divertirme más. Ya me imaginaba la cantidad de insultos mentales que estaría ideando para mí.
Cuando se abalanzó sobre mí me dejé caer en la cama con ella encima intentando taparme la boca. Estaba totalmente colorada, pero esta vez no era por vergüenza, definitivamente podía hacerla enojar fácilmente.

Su pelo caía por los costados de su rostro y su gesto de enfado la hacía verse demasiado bien.
Ok, mi bondad tenía un límite bastante cercano. Podía dejar mi intento por ser bueno para más tarde, no todos los días lograba tener a Elena sobre mí estando en su cama. Un poco de competencia a Stefan no le haría mal, incluso él estaba muy lejos de ser la pareja perfecta. Un come conejos, asesino desenfrenado reprimido y viejo vampiro semi-emo no era tampoco de lo mejor para Elena.

Un poco más satisfecho con mi reflexión y mucho más aún cuando me recordó lo inmaduro que se suponía que era, ¿desde cuando pensaba tanto las cosas antes de actuar?
La atrapé con mis brazos alrededor de su cintura, esta vez en un agarre que no podría deshacer, y clavé mis ojos en los suyos.
- No puedes ser más sexy.. - declaré con mucha seriedad y achiné un poco los ojos para repasar sus rasgos al detalle.
- Haríamos una buena pareja, ¿no crees? - una media sonrisa se asomó en mi cara mientras dejaba el agarre en un sólo brazo para acariciar su mejilla de una forma dulce y mi rostro mostró un aire afable.

Damon y yo nos quedamos mirándonos fijo pro no se cuanto tiempo exactament y yo solo tenia ganas de arrrancarle esa sonrisa satisfactoria del rostro.
Sin previo aviso sus brasos me tomaron del costado, en un agarre fuerte y presico, del cual al prinicpio me intente deshacer pero em resultaba imposible, apenas podía moverme.
Intente desviar la mirada al menos pero sus ojos se clavaron en mi de una forma muy intensa.
¿Qué erperaba que le repsondiera que él también se veía sexy? –Sabes que no te lo diré –Dije aunque seguramente no entendería, ya que no habia terminado de completar mis pensamientos cuando el volvió a hablar.
Una media sonrisa deslumbrante apareció en sus rostro como recordándome que tenia a solo centímetros a un vampiro demasiado sexy y por el cual, cualquier chica, excepto yo, moriría.
-No creo que lo digas en serio- Respondi con una sonrisa –¿El vampiro que se dedica a matar humanas por diversión y la chica humana que lo detesta? No creo que sea un buen titulo ¿no te parece? – Visto de aquella manera no lo era pero no quise mencionar el hecho de que no detestaba a Damon tanto como creía y el nunca, o eso pensaba, habia tenido intención de matarme.

Eso era lo especial de Elena, todo en ella era sincero, incluso su intento de rechazo hablaba bien de ella.
Cosa que no resultaba fácil de encontrar en el promedio de gente que te cruzabas por la calle. Y como si eso fuera poco, tenía una belleza incuestionable, distinta en muchos aspectos a la de Katherine, sólo había que saber mirar para poder distinguirlas con facilidad. Sus ojos mostraban una intencidad límpida, fresca.

- ¿Decirme qué? - alcé el ceño, me había atrapado despistado. Solté una bocanada de aire al notar lo que había dicho - que pregunta más infructuosa - definitivamente no iba a decirme qué era lo que no iba a decirme.

Mantuve una mano reteniendo su cabello para que no le cubriera el rostro.
- ¿Sólo puedes ver lo negativo? ¿Es todo? Vaya síntesis de mi.. - fruncí el gesto mirándola y luego volví a suavizar mi expresión - Nada de acuerdo, honey. La Bella y la Bestia es un clásico. A la gente le gusta el morbo.. el príncipe azul con su caballo y el hada madrina pasó de moda - la mantuve en aquella posición con toda naturalidad. En realidad me estaba aprovechando de eso muy abiertamente y muy satisfecho por ello.

Sonrei satisfecha por ser yo la que dibujara la arruga en su seño esta vez y no él en mi asiqie por supuesto que no le contestaría. Se tendría que quedar con la intriga. Aunque claro, ¿no le decía su ego todo el tiempo que era atractivo? No cambiaria nada que esas palabras salieran de mi boca.
Siempre al llevar suelto el cabello caia a los costados de mi cara pero esta vez la mano de Damon me lo sostenia con delicadeza y me percaté de que el gesto no me molestaba ni inquietaba.

Su ceño volvió a fruncirse y entonces respondi con una sonrisa: -Recuerda que estamos en la etapa de “creo no saber nada de ti y lo intento averiguar” -El mismo me lo habia dicho. Yo tenia una mala idea de como era Damon y mi misma intuición también me lo decía, pero no era el Damon salvaje que él decía ser en realidad, habia algo mas.. algo mas alla de lo que me quería dejar ver. -Pero dime ¿Qué le ves de positivo? Porque por mas que me esfuerze no puedo encontrarlo..- Hize el intento de removerme pero el me seguía sosteniendotan firmemente como antes y desistí.
-Cierto que estoy hablando con el que vivio todos los clásicos en personas, en sus muchos años de vida ¿Y cual cree que va mejor para nosotros? -Pregunte alzando una ceja, divertida por su comparación de la bella y la bestia.

Nada positivo, ella nunca lo vería, y estaba bien, no me interesaba ser como mi hermano.
Bueno, eso era una farsa, sí me importaba lo que Elena pensara de mí, era la única opinión que merecía la pena en realidad, pero no iba a mostrarle nada más de lo que mostraba. No iba a ser el vampiro que de pena, no esta vez. Ya me había golpeado una vez con esa piedra, si volvía a hacerlo esta vez sí sería mi culpa. "El amor apesta".

Ella seguía removiéndose. Quería salir de esa posición..
Deshice el amarre y sin esperar a que ella se reacomodara sobre la cama, tome sus hombros con decisión y la aparté, dejándola a un lado para ponerme de pie.
- La gallina de los huevos de oro.. ese somos. De otra forma no se explica el por qué todos estamos girando a tu alrededor - la frialdad acompañada de mi típico humor negro volvió redoblada. Odiaba caer preso de mis sentimientos como lo hacía cuando Elena estaba cerca. Ese no era yo, no debía serlo. La humanidad y todo lo que ello implica formaban parte del pasado.
- ¿Sabes el final de esa historia, Elena? - solté con sequedad y acercándome a la ventana, dirigiéndole una mirada despiadada - ¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro - dije citando al cuento original.

Me acerqué aún más a la ventana desviando la mirada de Elena.
- Ah, y por cierto. Creo que querías saber a qué vine.. sólo a advertirte. Katherine está muy cerca y bastante cabreada. Si no te arranca la cabeza esta noche es porque eres muy afortunada, honey.. - obviamente eso era algo que no pasaría. Ante todo y sin importar lo que dejara ver, en el fondo tenía claro que amaba a Elena, y eso era lo que más odiaba. Sabía que en el momento en que me necesitara, yo estaría allí, dispuesto a dar mi vida por ella. Pero mientras tanto eso no tenía que evidenciarse. Le dirigí una última mirada antes de irme. Supe que en mis ojos no podía ocultar la verdad, no ese día, no con ella.

Me llamo la atencion su actitud. Primero el apartarme a un lado par air junto a la ventana y mirar tras ella, y luego su voz tan fría y duda como sus palabras.
Me quede quieta en le lugar donde él me habia dejado prestando atención a sus palabras. ¿LA gallina de los huevos de oro? Intente recordar esa historia aunque no hizo falta ya que él me la recordó fácilmente. Sus palabras de que todos giraban a mi alrededor me hizo recordar a cuando Matt lo menciono una vez. Solo que escucharlo de Damon hizo que sonaran mas fuertes.

No llegue acontestarle que si conocía el final de aquella historia que me habían contado una vez de niña, que él siguió hablando ininterrumpidamente y con la mirada mas alla del cristal.
Damon se negaba a cruzar su mirada conmigo y l ocierto es que me alegraba ya que la mia habia comenzado a nublarse de pronto. ¿Por qué me afectaba tanto? No tenia idea, pero asi esa. Me importaba, mas de lo que quería admitir, lo que Damon pensara de mi y que pensara de aquella forma hacia que me sintiera.. extraña. Mal, de cierta manera.
-Ya cumpliste entonces. Estoy advertida y espero contar con la suerte para despertar mañana - Dije con cierto tono de amargura en mi voz. No quería que notara todo las sensaciones que me habían inundado hasta hace unos segundos.
Luego de esucharme y dirigirme un ultima mirada en que no pude distinguir absolutamente nada, se fue sin mas, salto por la ventana con una gracilidad y rapidez que solo un vampiro podían tener , y me dejo allí, dolida y tendida sobre la cama.