Una tarde en compañía ( +18 )

Recuerdo del primer mensaje :

El condenado sol me tenia, de nuevo, reclusa en la vieja casa de los Salvatore y no podía estar mas aburrida.
llevaba rato paseando frente a las muchas estanterías repletas de libros que adornaban la sala sin poder realmente elegir uno, cuando estaba a punto de rendirme cuando por fin un titulo llamo mi antencion, "Mistyc Falls: una historia" después de encogerme de hombros tomo el libro forrado con cuero rojo y me encamine al sofá mas alejado de las ventanas.
hace mucho que había querido saber mas sobre este pueblo que parecía jalar hacia si toda clase de criaturas oscuras.
me acomode y empece a leer con interes

Me mordí al verla lamiéndose los labios de ese forma que volaba mi mente al tiempo que sus uñas presionaban contra mi piel, como si reprimiera un poco de toda esa salvajidad que tenía.
Alcanzó el cuello de mi camisa y, en un movimiento que no me esperaba, la hizo trozos quitándola.
Sonreí sobre su piel y me arrastré sobre su cuerpo, recorriendo su sinuosa figura, hasta alcanzar su boca y atacarla - eso fue venganza - susurré contra sus labios refiriéndome a mi camisa - pagarás por ser una chica mala.. - mi respiración estaba agitada, no porque estuviera cansado ni mucho menos ya que mi energía y adrenalina estaban al máximo, sino por la manera en que me exitaba tenerla así, con tantas ganas como yo, tan necesitados el uno del otro.

Aproveché cuando arqueó su espalda para desabrochar su sostén, sin dejar ni por un momento de besar y propinar mordiscos sobre su cuello, dejando que mi respiración tibia enardeciera su piel.
Bajé mis manos rozando sus hombros, brazos, para continuar lo que había empezado antes, acabar de quitar aquella prenda, destrozarla para que no pudiera volver a ponérsela y lanzar las piezas lejos.

Enfoqué la vista en aquellos pechos firmes y perfectamente redondeados, relamiéndome por instinto. Sin tocarla aún usando toda mi fuerza de voluntad, viré con cierta dificultad mi mirada hacia sus ojos. Localicé sus manos con las mías y las alcé por sobre la altura de su cabeza, obligándola a dejarlas así entrelazando nuestros dedos, limitando sus movimientos, dejándola a mi merced y disposición.
Llevé mis labios hasta uno de sus pechos, obligándome a empezar con calma, haciéndola desear.
Primero lo besé, apenas un roce sutil. Luego otro beso, algo más duradero. Apoyé mis labios, el calor que desprendía aquella piel delicada era enloquecedor. Atrapé su pezón entre mis dientes, sin dejar que le causara dolor, y jugué con la punta de mi lengua, causándole unas cosquillas.
Sin dejar de sostener sus manos con firmeza, decidí dejar de torturarla y liberar mi bestia interna. Abrí bien la boca y acometí con ímpetu contra su pecho, lamiéndolo con impaciencia y sintiendo la forma excitante en que su pezón se endurecía, para que jugara con el, succionando. Quería devorarla, ir más allá de lo posible, hundirme en ella y hacerla gritar.

Ella puso sus piernas a mi alrededor, obligando a mi cuerpo a presionar al suyo.
Liberé sus manos y jugó conmigo, bajando por mi pecho hasta encontrar el comienzo de mi pantalón y deshaciéndose de ellos de un movimiento hábil.
- Huff, que ruda - solté con un tono en extremo grave por la excitación que me embargaba. Mi bóxer dejaba ver mi abultado asunto listo para atacar, necesitado de hacerlo.

Estaba claramente en desventaja y debía arreglar eso. Deslicé mis manos con caricias estimulantes, al tiempo que hacía que suelte su agarre con sus piernas. Me moví lentamente, disfrutando de cada instante, dando besos mojados por su estómago, bajando por su vientre. Desabotoné su pantalón y lo fui bajando a un ritmo inquietante, liberando su piel como si fuera mi conquista, y besando frenéticamente a mi paso.
Cuando acabé de quitarlos me concentré en aquella parte. Mis besos fueron por sobre lo poco que quedaba de su ropa y, sin pensar en quitarla por el momento, primero quería estirar su deseo tanto como el mío. Pasé mis brazos por debajo de sus piernas para alzar apenas su cadera y dejarla a mi gusto. Procedí besando con estremecedora calma su entrepierna, lanzando miradas furtivas a sus expresiones y torso desnudo. En un impulso que no sabía si le molestaría, pero me arriesgué a seguir, coloqué mis dientes sobre una zona de su pierna cercana a su sexo y me permití clavar mis colmillos un poco para succionar algo de su sangre extasiado, con la intención de dejarle una marca mía. Sabía que su piel se renovaría rapidamente.

Su respiración agitada sobre mi cuello hacia hervir mi sangre y su promesa de hacerme pagar por su camisa había hecho volar mi imaginación dejándome aun mas ansiosa, mi sostén desapareció finalmente , y juro que iba a explotar cuando vi como se relamía los labios y sus manos apresaban las mías por sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced, como si no lo estuviera ya.

Todo pensamiento coherente escapo de mi cabeza en cuando beso uno de mis pechos con delicadeza, y no pude hacer mas que cerrar los ojos y concentrarme en ese roce que enviaba pequeñas olas de placer por mi espina dorsal que morían en mi bajo vientre haciéndome soltar pequeños eh involuntarios gemidos, su lengua jugueteaba sin prisas con mi pezón aumentando mi desesperación necesitaba mas, esa velocidad era una simple tortura, intente safar mis manos de su agarre en un intento desesperado por conseguir mas, pero sus manos apretaban las mías con firmeza.
Al parecer y para mi suerte mi pequeño forcejeo había tenido efecto porque de un momento a otro se lanzo sin piedad contra mi pecho devorándolo con impaciencia y haciendo que jadeara por lo repentino del cambio; llegando a la conclusión de que esos cambios de humor suyos me encantaba.

Ya con mis manos libres y con los restos de su pantalón entre mis dedos sonreí de lado antes de responderle. - y aun no has visto nada- tire los pantalones lejos mientras sus manos seguían su recorrido por mis piernas abriéndose paso hacia el botón de mi pantalones y su boca repartía tentadores besos por mi vientre haciendo que mi respiración se acelerara. Ni siquiera sabia porque había contestado de aquella manera, era el quien tenia las riendas de la situación, teniéndome a su entera dispocision como nunca nadie había logrado doblegarme.

Mis pantalones desaparecieron al fin siendo remplazado por sus besos cada vez mas demandantes, su siguiente movimiento me hizo arquear la espalda y aferrarme a la alfombra, cuando sentí sus brazos alzar mi cadera levante ligeramente mi cabeza y me encontré con sus ojos desbordando lujuria, esos ojos lanzaron un latigazo de placer hacia esa parte de mi que el torturaba en esos momentos y mis ojos se cerraron con fuerza mientras mi pecho subía y bajaba al ritmo de mi acelerada respiración.
Un siseo escapo de mis labios cuando sentí sus dientes enterrarse en la cara interna de mi muslo, eso me había gustado demasiado.
sentía como bebía de mi, el deseo se hacia insoportable, lo necesitaba y lo necesitaba ya.

-Damon- lloriquee, no podía esperar mas.

Sus reacciones eran de lo más estimulantes. Ver cómo arqueba su espalda, se aferraba a la alfombra y soltaba pequeños gemidos.. la forma en que su pecho desnudo subía y bajaba, dándome una visión demasiado erótica de ella. Deseaba poder estar en cada parte de su cuerpo al mismo tiempo. Me despertaba un deseo terrible, primitivo, perverso.
Pero el súmmum de mi excitación fue cuando prunució mi nombre con aquel tono quebrado, un tono que me imploraba que acabara con esa dulce tortura y vayamos a lo que ambos queríamos.
Aparté mis dientes de su piel, ya no podía continuar con eso en aquel estado de locura o la lastimaría peor.
Pasé mi lengua para quitar los restos de sangre y me concentré en lo que ella pedía, aunque sin estar seguro de dárselo tan rápidamente.

Liberé uno de mis brazos de aquel agarre de su pierna y con lentitud premeditada alcancé aquella última prenda, molesta e innecesaria. Comencé a bajarla. Arrancarla no me parecía, eso sería muy rápido y al punto, en cambio descubrir su cuerpo con lentitud le daban mucha más emoción a todo.
Mientras bajaba iba dando besos, hasta quitarla por completo y morderme el labio con una ansiedad que no sabía de dónde sacaba fuerzas para prolongar la situación.
Decidido a divertirme allí, mis labios se detuvieron y comencé a lamer. Mi lengua jugó con su clítoris, con su entrada, con movimientos inquietos y seguros, de arriba a abajo y a veces concentrándome en un punto específico. Aquella sensación era perfecta, tan tibio, ese sabor a lujuria incontenible que me fascinaba. Y los sonidos que profesaba me obligaban a querer hacerlo con mayor intensidad.

Después de un rato divirtiéndome con eso entendí que no podía más, necesitaba penetrarla y desatarme de una vez. Tanta lentitud era un martirio, del mejor que se pudiera tener.

Me moví subiendo sobre su cuerpo para volver a colocarme sobre ella. Ataqué sus labios dejando que degustara los vestigios de su propio sabor. Mi lengua volvió a jugar con la suya, demandante.
Sentía su respiración acelerada como la mía, haciendo que sus pechos chocaran contra mi torso de una forma indescriptiblemente sexy.
Bajé mi mano hasta su entrepierna, sin tocarla aún. Aparté mis labios de los suyos apenas - ¿Qué? ¿deseas algo? - solté con maldad, quería que me lo dijera, que me dijera cuanto me necesitaba, quería oírlo y podría morir allí mismo extasiado.
Para hacerla hablar comencé a masajear su clítoris con habilidad, sin dejar de besarla y morderla impacientemente.

Gracias al cielo mi petición tuvo respuesta, porque empezó a quitar la única prenda que me quedaba pero no como yo hubiera querido, o no, el sabia como volverme loca deslizándola con lentitud y no arrancándola como era mi deseo.

Cuando al fin la molesta prenda estuvo lejos creí que al fin acabaría con la tortura, pero me equivoca, su lengua ataco sin ningún tipo de piedad mi sexo haciéndome gritar por la vorágine de sensaciones que se deslizaron por mi cuerpo, el placer era demasiado como lava deslizándose por mis venas mientras no podía hacer nada mas que gemir escandalosamente, no podía evitarlo el nudo en mi estomago se apretaba cada vez que su lengua rozaba mi carne y como si adivinara que no aguantaría si seguía con su juego se separo de mi colocándose de nuevo sobre mi y atacando mi boca, dejando que me probara en sus labios, mientras nuestras lenguas luchaban por invadir la boca ajena, y su pecho rozaba mis senos haciendo que mis pezones se endurecieran mas, si es que eso era posible.

Volví a lloriquear en respuesta a su pregunta mientras sus manos me tocaban sin llegar a tocarme, y eso me estaba volviendo loca.
Entonces sentí sus dedos atormentando mi clítoris. -Por favor, No puedo mas- Dije entre gemidos y enredando de nuevo mi pierna en sus cintura haciendo que se acercara mas y el Bulto en su bóxer rozara mi muslo interno haciendo aumentar mi necesidad.